Tú sabes cuantas veces Jesús
realizó liberaciones. Esta
realidad existe y nosotros no
podemos jugar con ella.
”Revestíos de las armas de Dios
para poder resistir a las
asechanzas del diablo. Porque
nuestra lucha no es contra la
carne y la sangre, sino contra
los principados, contra las
potestades, contra los
dominadores de este mundo
tenebroso, contra los espíritus
del mal que están en el aire.
Por eso tomad las armas de Dios,
para que podáis resistir en el
día funesto, y manteneros firmes
después de haber vencido todo.
Poneos en pie, ceñida vuestra
cintura con la verdad y
revestidos de la justicia como
coraza, calzados los pies con el
celo por el Evangelio de la paz,
embrazando siempre el escudo de
la fe, para que podáis apagar
con él todos los encendidos
dardos del maligno.
Tomad también, el yelmo de la
salvación y la espada del
Espíritu, que es la Palabra de
Dios; siempre en oración y
súplica, orando en toda ocasión
en el Espíritu, velando juntos
con perseverancia e
intercediendo por todos los
santos.”
San Pablo habla con palabras
claras, sobre la existencia de
los demonios. Muchos intentan
desmitificar esta realidad, pero
es una realidad bíblica que la
Iglesia y el Papa, vienen
ratificando a lo largo de la
historia. Llegará el día en que
estaremos libres de tentaciones
del enemigo, pero mientras tanto
es preciso estar atentos a las
acechanzas del diablo.
San Pablo nos dice que nuestra
lucha es contra los principados,
potestades y dominaciones de
este mundo tenebroso. No
luchamos contra los hombres,
sino contra los poderes de las
tinieblas.
En el infierno hay jerarquías,
donde al igual que un ejército,
potestades es un grado, de estos
espíritus malignos que ejercen
el poder. Dominadores, ejercen
el dominio en este mundo de
tinieblas.
El Señor reina! ¿Por qué Él no
destruye al demonio? Porque Dios
es creador y no destructor.
Lucifer fue creado por Él. Era
un ángel muy poderoso, que tenía
la misión de preparar a la
humanidad para la venida del
Hijo de Dios. Pero era tanto
poder, tanta inteligencia, que
el orgullo le subió a la cabeza.
Cuando Lucifer supo que el Hijo
de Dios vendría como hombre, se
reveló para no servir al Hijo de
Dios hecho hombre.
Los hijos de Dios deben estar
con Dios. ¡No podemos caer en la
seducción del demonio! De nada
te sirve decir que eres del
Señor si obedeces al demonio.
¡Es necesario decir basta! No
podemos quedarnos en el medio,
es un gran riesgo quedarnos así,
porque tú no sabes cuan traidor
es él. No podemos dar ocasión al
enemigo.
Si te colocas cerca del fuego,
te quemas, no puedes estar en
las tonterías. ¡Debemos estar
cada vez más lejos del fuego!
¿Cuántos de nosotros ya nos
quemamos hasta el alma?
Pero el Señor es misericordioso,
Él nos alerta hoy sobre ésta
realidad. Necesitamos ser
completamente de Dios. Porque
fuimos comprados por un gran
precio: La Preciocísima Sangre
de Nuestro Señor Jesucristo.
¡Por eso necesitamos ser de
Dios!
Muchas veces el diablo, finge
ser bueno. El nos da aquello que
más queremos, sólo para
atraernos, pero él en realidad
nos odia, desea que muchos de
nosotros estemos con él en el
infierno.
Estamos ante un espectáculo
terrible, donde el demonio esta
agarrando a nuestros hijos e
hijas. Donde los vemos repetir
gestos obscenos de artistas y
cantantes, incentivados muchas
veces hasta por las propias
madres. Nuestros jóvenes están
envueltos en el alcohol y las
drogas, estos están siendo
poseídos por el demonio, de
forma silenciosa y fatal.
Es por esto justamente que
necesitamos entrar en la lucha.
Y el propio Jesús nos enseña que
no hay otra manera de vencer
sino con la oración y el ayuno.