Mi Cristo, mi Rey,
nadie es como tú.
Toda mi vida quiero exaltar
las maravillas de tu amor.
Consuelo, refugio,
torre de fuerza y poder.
Todo mi ser, lo que yo soy,
nunca te cese de adorar.
Cante al Señor toda la creación.
Honra y poder, majestad sea al Rey.
Montes caerán y el mar rugirá
al sonar de tu nombre.
Canto con gozo al mirar tu poder.
Por siempre yo te amaré y diré:
Incomparables promesas me das, Señor.
|